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-Es el mejor día de mi vida -decía mi primo pequeño, alegre, libre.
-Ya se! Vamos a las sillas voladoras!
-Si! Si!!!
Y corrimos. Aquella mañana nos reunimos todos los primos desde temprano. Se nos había ido ya todo el día corriendo, gritando, yendo velozmente de un juego mecánico a otro... La cabeza la teníamos aturdida y el equilibrio alterado... Montañas rusas, carros chocones, palomitas, refrescos... Aún así, corrimos a todo. Entramos a la línea de las sillas (casi vacía) y corríamos como si no hubiera mañana y solo hoy pudieramos subirnos a las famosas sillas, nuestro mundo consistía unicamente en aquel juego mecánico y la abierta posibilidad de subirse, una y otra vez...

Y luego, en un instante, todo se congeló.

Por el rabillo del ojo, ví (o creí ver) a una chica.
Debí captarla menos de un segundo, pero sé que la ví.
Estaba recargada perezosamente en el barandal, piel clara, pelo negro precioso, vestía de negro... sonreía. Sonreía extrañamente y parecía contemplarlo todo desde lejos, quizá deseando ser niña para correr por ahí sin preocuparse por nada, quizá deseando saber cuando dejó de ser así y pasó a ser una adulta golpeada por la vida, quizá perdida en sus memorias, recordando algo que en su tiempo la hizo muy felíz, y que ahora no era más que algo perdido, y que tal vez no encontraría de nuevo.

Todo dejó de importarme, nada significaba lo suficiente... pero es que... sentí algo, oí algo... y dejé de escuchar y de ver todo a mi alrededor sólo por tratar de saber a dónde se había ido ese estremecimiento, ese perfume, esa mirada...

Pero busqué, y busqué en vano, pues tan solo unos segundos después volteé y volteé a todas partes, y por más que me esforzaba no conseguía verle... Pero ¿cómo? no podía haberse ido tan rápido... no podía haber... desaparecido... así, sin dejar rastro...

Luego, confusión. ¿En verdad la había visto? ¿En verdad había alguien ahí parado? ¿Vi a alguien? ¿A quién? ¿Qué sucedió?

-Ya nos toca
-¿Qué?
-Subir a las sillas, avanza!

EL resto del día, estaba presente en aquel parque sólo físicamente, pues mi cerebro estaba alterado, perdido, absorto en repetir ese intante una y otra vez, tratando de comprender... pero más que eso, guardando ese vistazo, es flashazo, atesorándolo celosamente sólo para él... sólo para mi...


"Cientos de preguntas hoy perforan mi cerebro, y quiero la respuesta de mi gran por qué"

-Pero que te pasa!? Mi universo entero sufre un terremoto, bien sabes que tú eres la causante. ¿Y qué haces? sólo ríes coquetamente y corres y te pierdes en la espesa niebla que hoy cubre el mar. Y remo y remo y me canso y me fatigo, mas no te alcanzo... te pierdo, me duelen los brazos, tengo hambre, sueño, apesto... y eso son sólo las buenas noticias... Las malas? Que te sufro, pero no soy capaz de dejar de amarte. Ni hoy ni nunca...

"La la lala, la lala lala..."