martes, 28 de julio de 2009

datA parte 3


(la siguiente historia comienza afuera de una casa como la que se muestra en la imagen, con la única diferencia de ser más grande (con tres pisos) y que es domigo en la tarde, está cayendo un aguacero y no hay nadie en los alrededores de la casa, salvo el protagonista)

se estaba quedando sin aliento y la ropa empapada cada vez le pesaba más, pero la fuerza con la que abrazaba su portafolios no variaría ni aunque tuviese que correr un maratón completo, ni siquiera en esas condiciones.

se detuvo sólo hasta que llegó a la puerta. El sonido de sus latidos retumbando en su cabeza se imponían sobre el estruendo del diluvio que caía todo a su alrededor.

Poco a poco se fué tranquilizando y recobrando el aliento, el tiempo era muy corto, pero aún así estaba dudando muchísimo de estar haciendo lo correcto, de estar de verdad en el lugar adecuado. Varias veces detuvo su mano a un centímetro de tocar al timbre, y más de dos veces comenzó a darse la vuelta sólo para dudar de nuevo y quedarse allí sin aliento, frente a la hermosa casa de madera.

Finalmente, cuando su mente se aclaró un poco más pensó que realmente no había ningún otro lugar al que ir, y aunque lo hubiera, seguramente sus perseguidores ya estaban sólo a unos minutos de darle alcance.

Tocó el timbre, y le pareció que transcurrió una eternidad en la que no se oía nada más que la tormenta, al grado que estuvo a punto de tirarse al suelo y darse por vencido, cuando de pronto escuchó que los cerrojos estaban siendo abiertos por dentro.

Una bella chica negra de unos 28 años apareció del otro lado de la puerta, delgada, de estatura media, vistiendo lo que al parecer eran pijamas y luciendo una expresión de que acababa de despertar. Ella se estremeció cuando lo vió y no pudo contener un pequeño grito de sorpresa.

- Lucian??? - preguntó la chica, sorprendida. Él no respondió, sólo se quedo mirándola, goteando y aún con la respiración un poco agitada.
-P-Pasa! Dios mío estás hecho una sopa! - dijo al tiempo que se dirigió a una habitación que al parecer era un baño. Él cruzó la puerta, aún dudando, y se quedó parado apenas dió dos pasos dentro de la casa.

Ella regresó con una toalla y se la tendió, peró el no la tomó, sólo seguía allí, mirándola a los ojos y abrazando aquel viejo portafolios de cuero. Ella hizo una mueca, cerró la puerta y comenzó a secarle el cabello, pero al poco tiempo que comenzó a hacer esto, Lucian se apartó y habló por fin:

-Erika escúchame.

Ella bajó los brazos y a su rostro llegó una ligera expresión de nostalgia.

Lucian se inclinó un poco hacia ella y le habló en un murmullo:

-¿Alguien puede escucharnos?
-No, Lucian. Tuvimos un día genial allá afuera, pero muy agotador. Todos duermen.

Al tiempo que escuchó esto, Lucian le quitó la toalla y se secó un poco la cara y las manos, luego abrió su portafolios medio vacío y sacó una carpeta vieja, de la cual extrajo una hoja de papel tamaño oficio medio arrugada, ella se alarmó.

-¿Qué demonios es eso?
-Yo...- comenzó Lucian. Luego se le acercó y su tono era entusiasmado pero a la vez secretivo - Lo logré, Erika
-Que quieres decir con.. - ella no terminó la frase, pues en realidad sabía exactamente de qué hablaba Lucian.

Hubo un corto silencio y luego él dijo:
-Estuve a punto de verlo... lo que hay en el papel, pero yo... quise compartirlo contigo
-¿Cómo sabes que realmente es esto? ¿Cómo sabes que realmente lo lograste?
-No lo sé, pero hice los cálculos y yo...
-No puedo creer - ella lo interrumpió e hizo una pequeña pausa - No puedo creer que me mintieras - hubo un silencio, ellos se miraban a los ojos - Dijiste que lo abandonarías, que lo dejarías ir

otro silencio.

Luego él dijo: -Después de que te perdí, ésto era lo único que tenía sentido para mí

ella cruzó los brazos y se inconformó. Pero luego puso las manos en las caderas e hizo un gesto de "jamás aprenderás, eh?"

él continuó: - Sólo quiero que lo veas, y luego desapareceré para siempre
-Lucian ¿de que hablas? Si estos son realmente los códigos..., es decir ¿estás consciente de que las posibilidades serán literalmente ilimitadas si es que de verdad son...?
-Sí, y por eso estoy aqui. Quiero que seas testigo. Si en verdad son los códigos, entonces estos me permitirán modificar la realidad para que nada de esto haya pasado, borraré tu memoria si es que así lo deseas, y luego me suicidaré
-¿¡Qué!? - ella se acercó a Lucian y puso sus manos en el rostro de él. Ella habló preocupadamente: - No, no, no ¿por qué harías eso?
-Porque después de ver lo que hay en este papel ya nada tendrá sentido para mí. Bueno, quizás usaré los códigos para viajar un poco en el tiempo, para ver que es lo que realmente pasó en distintos puntos de la historia, pero después de eso, como te dije, haré que todos olviden, incluso tú, si es que así lo deseas, y luego me convertiré en una nebulosa o en una estella, o simplemente dejaré de existir

ella lo miró gravemente y se apartó un poco.

-Te persiguen ¿no es así? - preguntó Erika, Lucian asintió:
-Es por eso que necesito que decidas ahora, si no quieres ver lo que hay en el papel, no te obligaré a hacerlo.

Erika bajó la mirada, y tras pensarlo un poco dijo en un tono optimista: -Me arrepentiré toda mi vida si no lo hago...

Lucian esbozó una sonrisa de complicidad, ella río un poco.

Ella se le acercó hasta que estuvieron hombro a hombro y le dijo: - Bueno ya ¿¡qué demonios esperas!?

Lucian desdobló el papel y lo sostuvo para que ambos pudieran verlo.

-No puedo creer - comenzó Erika - que hayas usado nuestra vieja codificación
Lucian rió un poco y dijo: - Jamás pude hallar un método de cifrado mejor
-Es hermoso...- dijo Erika, absorta en el contenido de la hoja

hubo un largo momento en el que sólo se escuchaba la lluvia afuera

los ojos de ambos devoraban lo que estaba escrito en el papel, una y otra vez su mirada volaba de un rincón de la página al otro extremo, sus mentes procesaban todo aquello a una velocidad impresionante.

luego, los ojos de Erika se detuvieron, su expresión se cambió a una de "no puede ser", revisó el papel una vez más sólo para cerciorarse de esto, pero no hubo ningún cambio. El rostro de Lucian se ensombreció y se quedó otro momento con el papel entre sus dedos.

-Lucian...
-No puede ser...
-Lo siento
-MALDITA SEA! MALDICIÓN! -gritó Lucian
-shhh! despertarás a todos! - le apuró Erika.

Lucian dejó escapar su furia con movimientos rápidos de frustración, vociferó algunas maldiciones y finalmente se quedó de rodillas, a unos pasos de Erika, dándole la espalda.
Ella se agachó y puso su mano en el hombro de Lucian. Lucian lloraba, el papel yacía a unos pasos de ellos dos.

-Le falta...- comenzó a decir Erika, pero Lucian le interrumpió con voz entrecortada:
-Sí, la parte 7... y sin parte 7 no hay parte 3... y sin parte 3 todo lo demás es inútil...

Erika comenzó a darle un abrazo a Lucian, pero él se levanto bruscamente y se dirigió a un teléfono que había cerca

-Será mejor que me vaya, no quiero que quienes me persiguen te molesten a ti o a tu familia - dijo Lucian al tiempo que marcaba un número en el teclado del teléfono.

Erika estaba en cuclillas, y así permaneció, mirando al vacío, aún mientras Lucian intercambiaba frases cortas con alguien a través del teléfono, y aun cuando Lucian dijo un corto adiós y dudó una última vez.

Ella jamás sabría que esa última duda de Lucian había sido porque él quería darle un abrazo, pero simplemente no pudo, era demasiado doloroso...

Ella no sabía que esa era la última vez que vería a Lucian, o que escucharía hablar de él...

- Epilogo -

Erika guardó el papel que había traido Lucian en su libro favorito "A Través del Espejo", y es allí donde 60 años más tarde lo encontraría su nieto Derek, quién no tenía forma de saber que ése día que se puso a guardar las pertenencias de su abuela cambiaría su vida para siempre.

Es con Derek con quien empieza la secuela de esta historia, titulada "codE", que comenzaré a escribir en otro momento.




imagen tomada de http://lakeviewsunset.com/