Oh no!
Vuelvo a relatar algo sucedido en la realidad ¿tan mal estoy? puede ser, pero creo que es de esas cosas que a uno le gustaría que pasaran más seguido...
Después de una jornada sin sucesos increíbles, fantásticos o dignos de una novela épica, sucedió que estos dos hechos "hicieron mi día":
Primero. Iba caminando de regreso a casa (venía de formarme media hora en un banco aburrido y gris) y en eso, vi que a lo lejos venía un sujeto extravagante. Era un payaso, pero uno genial! Llevaba sombrero de copa y un traje negro, pero que le quedaba grande. No estaba demasiado maquillado -pero la nariz roja no podía faltar- , y tenía un graaaan sombrero de copa.
AL pasar a mi lado, me saludó haciendo una cara chistosa, quizás notando en mi expresión que mi día no había sido muy entretenido que digamos. Se sorprendió al ver que le regresé el saludo, pues quizás esperaba que me siguiera de largo, o que pusiera cara de "que pedo", pero no. La verdad me hizo sonreír, pues a mi me pareció que lo hizo con la única intención de alegrarme el día.
Luego, cuando iba a cruzar la calle, vi a un niño a bordo de un convertible. En realidad eran dos, el niño y su hermana. Y su madre iba, fastidiada, al volante. Dejé que el auto avanzara para cruzar la calle detras de él. Pero cuando pasó, vi que el niño me hizo una cara. Sacaba la lengua y me hacía burla. El auto frenó un poco. Le devolví la mueca al chamaco y puso cara de "ahh! maldito", pero en eso arrancó y no pudo devolverme el gesto.
Ja, toma esa, chamaco.
(por cierto, no hay ningún mensaje en clave en las palabras en mayúsculas. Simplemente me dió por poner en mayúsculas palabras al azar)
lunes, 24 de septiembre de 2007
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