Y a ella le temblaban las manos, y sudaba, y respiraba rápidamente. Y no quería pensar, pues temía que la razón le pusiera freno a esa pasión por la cual se estaba dejando llevar en esos momentos. Se sentía liberada, no iba a dejar que algo se interpusiera en su camino.
Tomó el martillo, uno que ya había usado antes en una ocasión similar y sobre el cual aún podía distinguirse la sangre seca. Ella le rezaba a Dios todas las noches desde hacía tres años, le rogaba con fuerzas y con lágrimas en los ojos "Dios por favor no me dejer tocar ese maldito martillo ni una sola vez más".
Pero ahora los rezos nada valían, el dolor nada valía y las huecas palabras de él... pronto jamás sonarían.
*pum!* golpeó a puerta de madera con la cabeza del martillo. Podía leerse la rabía en sus ojos, ya no quedaba mas que furia, odio, y rencor, mucho rencor guardado que ahora se desbordaba y llenaba su ser, su alma, por todas partes.
*bum! BUM! BUM!* estaba dejando de importarle el destazar la puerta por completo, cada segundo era un momento más que recordaba: él mintiendo con un ramo de flores en la mano, imágenes de él con otra mujer en unas fotografías ocultas, sus desesperados y patéticos intentos por ocultar lo que tanto tiempo llevaba cargando... ya nada valia, ya ningún instante de felicidad contaba, ya sólo pensaba en cometer su propósito.
*CRACK! CRACK! TRACK!* las astillas saltaron y le pegaron en la cara. Ni se inmuto. Entro con unas zancadas tremendas, hundiendo con fuerza el pie en la alfombra a cada paso que daba, haciéndo notar que estaba allí, y que no saldría sin antes haber perdido la razón por completo ahí dentro.
-DONDE ESTÁS MALITO C**RÓN! - su voz expresaba ira, un odio crudo que ansiaba ser vengado. Ya no más. Ni una mentira, ni un engaño más. No iba a permitir que se burlaran de ella de esa forma, y estaba dispuesta a dejarlo bien claro.
Lo encontró buscando con desesperación entre los cajones, una maleta abierta en la cama habría de ser testigo de aquel acto atroz. Cuando la vió se sintió aterrado, sabía que nada podía hacer contra la voluntad de aquel miserable ser.
Imposible decir que sucedió después, pues era asunto de ellos.
Los periódicos de dos días después hablaban de un cadaver destrozado a golpes, pero ellos nunca sabran que en la verdadera masacre no hubo costillas rotas ni craneos mutilados.
En la peor escena de aquello habían lágrimas, sonaban sollozos, el alma yacía destrozada. Y lo verdaderamente terrible descansaba para siempre en el centro de todo aquello: Un corazón roto, herido, magullado, que no volvería a amar nunca más.
créditos de la imagen a thevinetimes.com
2 comentarios:
Me pongo de Pie y te aplaudo! te kedó de diez.
"I'm starting to believe it should be illegal to deceive a woman's heart"
El delito de lesiones consiste en alterar la salud física y/ o emocional del sujeto pasivo.
Que lástima que del corazón no se vean las heridas, por que ya habría muchos en prisión.
Yo no voy a hablar de amor por que no tengo nada que decir.
Pero voy a hablar de mi corazón que bastante mancillado está..pero no se rinde en sus intentos por seguir latiendo y mantenerme viva.....
Hola! he planeado cosas así muchas veces... gracias a dios k nunca las he hecho, no vale la pena vivir en una prisión, sabiendo k eres inocente...
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