domingo, 20 de enero de 2008

elogio

un portazo.

el eco se resiente, luego, silencio.
silencio y dolor en la garganta.
todo eso salió después de tanto tiempo guardado, después de tanto inflamar mi pecho, después de tanto querer salir por fin lo dejé y ahora sólo siento como si un río se hubiera desbordado y arrasara con lo que sea que fuera nuestra relación.
te largaste para siempre y me empiezo a llenar lentamente con un sentimiento... una satisfacción de quién hace lo que los valientes hacen, de quién se arranca las cadenas y corre.

ahora corro.

¿consecuencias? infinitas. pero ya has encendido tu automovil y miras sin prestar atención como las gotas de esta violenta (pero hermosa) lluvia golpean tu estúpido parabrisas y tus estúpidos limpiadores te dejan ver a instantes una ilusión horrible de lo que és esta asquerosa ciudad sin mi.

sin mi.

no arrancas. ya tienes primera, pero tu pie aún titubea. luego una mueca de ira comprime tu rostro como un viejo limón amargo y tu estúpida silueta se desvanece de mi ventana, de mi vida. te humillé y eso sí que no lo puedes tolerar, desgraciado ser humano, eterno esclavo de tu propio egoismo.
me meto a bañar, me siento increíble. luego te imagino llámandome por teléfono, si lo hicieras, te diría "deseaba estrangularte pero eres demasiado patético, te habría dado la salida facil" para luego colgar.

sonrío.

las deliciosas gotas heladas besan mis labios y saben delicioso.



vete, vete para siempre...



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